La última tarde de terraza

María tenía 15 años.

Tenía el pelo largo, lacio, de color rubio. Sus ojos eran inmensos,  redondos, con un iris azul que brillaba al parpadear. Su sonrisa amplia daba paso a una risa a carcajadas, y con su risa te contagiaba su alegría.

María tenía muchas amigas, iban juntas al instituto, y a la salida, todas las tardes, merendaban en la cafetería del centro, y tomaban sus bocadillos con un zumo. Esas tardes eran los mejores momentos del día, conversaban, reían, intercambiaban confidencias y ponían en común sus secretos.

Así transcurrían sus mañanas y tardes, día tras otro, se iba el otoño, llegaba el invierno, y era feliz.

Llegó una tarde. No fue una tarde cualquiera. Fue la tarde en la que conoció a Antonio.

El grupo de amigas estaba merendando en la terraza cuando se les acercó un pequeño grupo de chicos del instituto. Les dijeron si podían sentarse a merendar con ellas. No eran de su clase, sino de un curso superior, pero sabían que eran del mismo centro. Ellas permitieron que los acompañaran esa tarde.

Comenzaron a repetirse las meriendas en grupo. Fueron haciéndose amigos, y fueron tomando confianza. Antonio siempre hacia lo imposible por sentarse al lado de María. Ella se daba cuenta y lo cierto es que le agradaba, era un chico muy simpático y se reía mucho con sus ocurrencias.

Una tarde Antonio le propuso a María ir a merendar a solas, sin el grupo. Ella, en un principio se mostró reticente, pero acabó aceptando ante la insistencia de su amigo.

Muchas tardes, ellos dos merendando a solas, alejados de la pandilla del instituto. Sus amigas, en los recreos, le reprochaban que se alejara de ellas, que sólo pasara tiempo con Antonio y que nunca quisieran compartir mesa con el grupo. María les ofrecía excusas, los reproches de sus amigas le molestaban, porque pensaba que no estaban siendo justas con ella ni con Antonio, era normal que él prefiriera tener momentos a solas, ella lo entendía y sus amigas también debían comprenderlo.

María no había comentado en casa que todas las tardes las pasaba con Antonio, creía que sus padres no lo entenderían, y prefirió, al menos de momento, mantenerlo en secreto. Sus padres ya le habían manifestado en varias ocasiones, que era preferible salir en pandilla, en grupo y no a solas, que ya habría tiempo para tener novio, que lo importante ahora era terminar el instituto.

Eran las 5 de la tarde, y Antonio y María estaban tomando unos refrescos, acababan de salir de clase.

-Hoy estás muy guapa, María…y eso a pesar de la falda tan corta que llevas.

-A mí me gusta, se llevan las minis. ¿No te gusta?

-La verdad que no, con esa falda se te ven todas las piernas cuando te sientas, y cuando pasa la gente te mira.

-Yo no veo que me miren.

-¡Te digo que te miran! ¡Yo no miento!-le replicó de forma brusca.

-Bueno, no te pongas así por una falda

Pasaron muchas tardes con comentarios similares, no me gusta tu pantalón ceñido, no me gusta el color rojo del pintalabios, parece que te guste que te miren, sabes que no me gusta que te vistas así, no hables con el estúpido de Luis, vas provocando, no me gusta que tus amigas se metan en lo nuestro…

María, de forma  inconsciente, dejó de maquillarse, de ponerse minifaldas, de hablar con algunas personas. Pensaba que los celos de su novio eran su forma de preocuparse por ella, porque la quería mucho.

Conforme iba avanzando el curso, María estaba más apagada, su rostro ya no reflejaba esa sonrisa, era tan sólo una mueca y sus ojos ya no brillaban.

Una semana, Antonio se fue de viaje con sus padres, y las amigas de María le dijeron que merendara con ellas. Aceptó su invitación. Entablaron conversación, fue una conversación dura para María.

-Cuando Antonio te dice no te pongas ese vestido no te lo dice porque quiera verte guapa, sino porque quiere que tú no te veas guapa- le dijo una del grupo, mientras las además asentían con la cabeza.

-¡Estáis equivocadas! ¡Antonio no es así!- se rebelaba María.

El curso estaba llegando a su recta final, aunque María sabía que este curso no había sido muy bueno y sus notas académicas serían desastrosas.

Una tarde más, Antonio y María estaban sentados en una mesa, alejados del resto de la pandilla que estaban sentados en otro extremo de la terraza. El grupo, a pesar de la distancia entre las mesas, pudo escuchar una fuerte discusión entre la pareja.

-¡Tú lo que quieres es ser como tus amigas, unas zorras que van detrás de media clase!-le increpaba Antonio, en tono alto y agresivo.

El grupo, en silencio, y con rostros que reflejaban su tristeza e impotencia, se levantaron y se fueron a otro lugar. María observó cómo sus amigos la miraban, mientras sus lágrimas resbalaban por el rostro. Sus ojos no daban cuenta del color azul del iris, éste se había transformado en gris.

Para María, aquella fue la última tarde de terraza.

Mayte López, 2023

Este relato es ficción pero, como bien sabéis, la realidad supera a la ficción.

He querido escribir sobre la violencia y el maltrato psicológico/físico, porque también existe entre jóvenes adolescentes.

Con este relato participo en el concurso del mes de octubre, sobre injusticias sociales, de ‘El Tintero de Oro’.

79 Comentarios

    1. Así es, demasiado. Cada vez que leemos o vemos las noticias hay algún caso. Es difícil entender este tipo de conductas, hay mucha falta de educación, que es la base de todo. Estoy totalmente de acuerdo contigo, el maltrato psicológico es muy dañino y es más silencioso y pasa desapercibido. Gracias por tu comentario, Nuria. Un abrazo.

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    1. Hola, Ana. Son muchas las historias trágicas y además muy frecuentes, cada vez más, algo está fallando en la sociedad y en las personas que la forman. Es necesario hablar de ello e intentar buscar soluciones no sólo correctivas sino también preventivas, para que no sucedan. Un abrazo!

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  1. Hola Mayte.
    Un buen relato que habría que leer en las escuelas. Porque lamentablemente, aún en nuestros días hay chicas que, por sentirse queridas, van perdiendo su libertad con comentarios como los de tu protagonista. Y cuando la familia se da cuenta, el mal ya está hecho y la autoestima perdida y difícil de recuperar.
    Saludos. Marlen

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    1. Hola, Marlen. Pienso como tú, que en los colegios deberían hablar de estos temas, talleres, charlas, lecturas, porque es un tema educacional, y se confunde el amor con otro tipo de conductas, como los celos o el sentido de posesión, y eso no es amor. Y como bien dices, la autoestima es lo primero que se daña y es muy difícil volverla a ganar. Un abrazo.

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  2. Hola Mayte, ¿qué es primero, el huevo o la gallina? Ya es insegura y teme no ser querida, se deja descalificar por Antonio porque confunde presencia con amor, o los manejos de Antonio le van quitando la seguridad? Lo cierto es que la necesidad de afecto lleva a algunos a dejarse dominar, y a otros a querer atar al prójimo a su vida y a sus prejuicios. Muy interesante tu planteo. Un abrazo

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    1. Hola! Si en el colegio ,y en casa, nos educan a diferenciar el amor, los celos, la frases negativas, lo que no debemos aceptar ni consentir, además de trabajar la autoestima a edades muy tempranas, seguramente estas situaciones no se darían. Educación para los dos, para ella para tener un buen autoconcepto de ella misma y educación para él, que no puede tener conductas dominantes, no manipule ni tenga faltas de respeto…. Trabajando desde la educación en su conjunto, las personas llegarán a adultas sin problemas de adaptación social. El problema es que no se educa en autoestima ni en prevención del maltrato, ni en muchas otras cosas. Bueno, ya no suelto más discurso, jejeje. Gracias por tu comentario. Un abrazo!

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  3. Muy bueno tu relato, triste pero real, hay tantos casos así.
    Me alegra que hayas elegido el tema, la violencia de género está a la orden del día, saludos.
    PATRICIA F.

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      1. Sí, lo he leído y comentado. Tampoco lo sé pero es algo muy común porque a mi me pasa también con algunos blogs de otris compañeros. En unos me sale anónimo y en otros no, y unos comentan aquí sin problemas y otros salen anónimos. Pero no sé el motivo. Gracias, Patricia.

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    1. Sí, el problema se inicia antes. Es como tú dices, instrucción para que éstas y otras situaciones tóxicas, dañinas y perjudiciales no se produzcan, porque ya sólo queda la corrección pero no eliminas que sigan saliendo nuevos casos. Debe potenciarse la prevención y en esa línea está la formación socioeducativa. Un abrazo, Federico.

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  4. Muy bien, Mayte.
    Has demostrado claridad, eficacia y saber estar al pie de la calle con tu relato. Y lo cierto es que de manera sorprendente entre los más jóvenes se dan las mismas conductas que en algunas parejas de hace 20 o 30 años. La violencia, el control y la posesión es desde luego todo menos amor.
    Un abrazo y buen fin de semana.

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  5. Muchas gracias Miguel por tu comentario. Así es, podría decirse que en el tema relacional se observa un retroceso conceptual en aspectos en los creíamos haber avanzado. Y menos entendible en jóvenes que tienen acceso a multitud de fuentes de información, igual un problema es que no saben gestionarla bien, lo que puede suponer un grave problema.
    Un abrazo y feliz fin de semana también para ti.

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  6. ¡Ay, Maite! Esto es el pan de cada día, parece que no se avanza a pesar de la exposición de la violencia de género. Has descrito un manual de abdución en toda regla.
    Un abrazo, compañera.

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  7. Hola, Mayte,
    Una propuesta muy cruda, pero real, y eso me llena de tristeza, pues nadie debería estar imbuido en tales malas artes para maniatar a alguien. Muy bien planteado, se palma la agonía de la protagonista y la tiranía del novio.
    Felicidades y mucha suerte!
    Un abrazo

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  8. Empecé a sospechar de que se trataba la historia. Y eso se me confirmó cuando Antonio de quejó de lo corto de la minifaldas de Maria. Y comenzó a controlarla, para que no se viera atractiva. Absurdo. Es lo que le había llamado la llamado la atención.
    Lamentablemente es real. Y digo con seguridad que repudio esa actitud.

    Un abrazo.

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  9. Hola Mayte que triste que desde tan jóvenes ya se comience con la anulación el maltrato y la violencia. Que importante es la educación y ante todo la confianza con amigos y padres. Ojala estos relatos fueran solo fantasía. Un abrazo y suerte.

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  10. Y los padres no se daban cuenta?
    Como madre de una chica adolescente, le digo a mi hija lo que no debe permitir de una pareja, o incluso de las amistades. Primero debería ser su felicidad.
    Es preocupante que gente tan joven sean más obtusos que las generaciones anteriores.
    Buena y triste historia.

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    1. Pues te sorprenderás, pero muchas veces no se dan cuenta o lo achacan a otras cosas. Me parece genial que tengas esas conversaciones con tu hija, la confianza en los padres es muy importante para los hijos. Tienes razón, muy preocupante porque son una generación con mucho acceso a información. Gracias por tus palabras Noelia. Un abrazo.

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  11. Hola Mayte. La adolescencia es una etapa de inseguridades en la que la personalidad se va forjando. Educar en el respeto debería ser prioritario para chicas y chicos, de cara a evitar actitudes que por desgracia se dan a veces en la pareja, de jóvenes y a veces de no tan jóvenes. Un abrazo.

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  12. ¡Hola Mayte! Con tu relato has descrito de manera muy visual algunos puntos de la escalera cíclica de la violencia de género en adolescentes. La pérdida de las amistades, el abandono de sus aficiones, el control en la forma de vestir y de ser hasta llegar a una agresión física que puede desembocar en la muerte.
    Si en una relación, como sucede en tu relato, la chica va cediendo y subiendo esos escalones de la violencia acabará por verse envuelta en una situación de maltrato de la que es muy difícil salir, porque la otra persona irá anulándola poco a poco hasta que, al igual que en la fábula de la rana y la olla, sea incapaz de reaccionar.
    Gracias por este relato y suerte en el concurso.
    Un saludo.

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  13. Hola, Mayte. Desgraciadamente, la violencia psicológica está más presente de lo que creemos. María cayó en las garras de un maltratador y es incapaz de salir. Su grupo de amigos debería ayudarla a ver la realidad y buscar ayuda en profesores o adultos.
    Un buen trabajo. Felicidades.

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    1. Hola, Bruno. Así es, la violencia psicológica no deja señales físicas, pero es tremenda, porque cuesta salir de ella. Es verdad que los amigos deberían ayudarla, pero a veces no aceptan la ayuda porque niegan su realidad y la ocultan, no manifestándola, por lo que aún es más complicado. Muchas gracias. Un abrazo!

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  14. Uno no nace enseñado y ademas de joven te crees que lo sabes todo. Los amigos muchas veces son mas importantes que los amores, duran mas que la mayoria.
    las canciones de los jivenes vuelven a poner por las nubes los celos como una muestra de amor. mal vamos.
    abrazo y suerte

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    1. Hola, Gabiliante. Efectivamente, no nacemos enseñados, y debemos aprender muchas cosas, además de las matemáticas y el inglés. Pienso igual que tú con las canciones cuyas letras son todo un retroceso en lo aprendido en igualdad, respeto, valores, etc. Espero que pase pronto la moda de canciones tan espantosas. Gracias. Un abrazo.

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  15. Hola, Mayte. Buen tema para la reflexión, ya que nos hablas de una historia que se repite con demasiada frecuencia. Sorprende que sigan normalizándose este tipo de conductas, admitiendo el control de la pareja como un sentimiento de pertenencia sano, cuando se supone que actualmente existe más información que alerta de lo pernicioso de estos comportamientos.
    Es necesaria mucha pedagogía, a pesar de los que piensan que educar en igualdad es un control sobre la libertad individual.
    Un saludo.

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  16. Hola, Mayte. En el realto reflejas muy bien un tema que , aunque parezca mentira, se sigue repitiendo por mas que evolucionemos como sociedad. Una pena, pero es así. Mucha suerte en el concurso. Un abrazo!

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  17. Hola Mayte, un relato donde reflejas una cruda realidad que nos invade, donde los adolescentes no se dan cuenta de lo que sucede con ese tipo de comportamientos.
    Un abrazo
    Puri

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  18. Hola, excelente relato muy centrado en una triste realidad que afecta a muchas parejas. Hay quienes no comprenden que una relación sana hace crecer a ambas partes. Cualquier otro tipo de relación puede llegar a ser nociva y parasitaria… Me ha gustado mucho tu historia.. Saludos

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  19. Hola, Mayte. A medida que iba leyendo tu buen relato me estaba poniendo de mal humor por la evolución del mismo. Estos impresentables (también hay manipuladoras) saben a quién escoger para su opresión y destrucción personal, porque si dan con alguien de carácter lo menos que se llevan es un corte a la primera de cambio; y, a la segunda, una buena hostia.
    Saludos y suerte.

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    1. Hola, JM. Siento que hayas puesto de mal humor, pero entiendo que sea así porque el tema… Hay impresentables, hombres y mujeres, que destrozan a sus parejas. Lo mejor es alejarse de esas personas, porque llegar a la violencia sería ponernos a su altura y no somos como esas personas. Gracias. Suerte también para ti. Saludos.

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  20. Hola, Mayte.
    Un tremendo tema y tan actual.
    Todo empieza poco a poco. Y una no se da cuenta cuando la bola dependencia emocional de otra persona, te aplasta, te quita la voluntad y seguridad en sí misma. Elegiste un tema muy delicado y candente.
    Un abrazo y suerte en el concurso.

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  21. Hola, Mayte, son Idalia y encuentro tu relato muy interesante desde el punto de vista psicológico y humano.
    Aquí hay varios tópicos, el del inseguro que se convierte en déspota, la de baja autoestima y dependencia emocional, por ende sumisa y complaciente, y la problemática de la adolescencia en si, que suele tener muchos baches emocionales, sentimentales y de personalidad, a cuestas. Ya sea por causa de los padres y la relación familiar, por carencias emocionales, exigencias sociales, aceptación y valoración propia, o por trastornos de la personalidad.
    Si Antonio tiene serios problemas, ella también, ambos necesitan ayuda, pues ni uno ni otro se dan cuenta en realidad del mal que se están haciendo, el por destructivo y ella por somete y dejar todo, hasta el punto de alejarse de ella misma y no reconocerse.

    Buen relato para el debate de este tema entre jóvenes y que les sirva de alerta.

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